Efecto Pigmalión

Actualmente es inevitable que un profesor no se forme juicios o expectativas de sus estudiantes a partir de un primer contacto con ellos. Sin embargo, el resultado de esta acción puede ser decisivo en el desempeño académico de sus alumnos, e incluso en su propia práctica docente. El poder que tiene nuestro sentido crítico es asombroso, siendo capaz de intervenir positiva o negativamente en nuestra mente. Factores como el aspecto físico, el dialecto utilizado o el apodo de ciertos alumnos, van a influir en nuestras expectativas; esto es algo habitual. No obstante, es algo que debemos controlar, tanto en la manera de comportarnos con nuestros estudiantes, como en nuestras aptitudes hacia ellos, ya que condicionaran su comportamiento y su interés irremediablemente.

La creación de expectativas positivas y favorables de forma generalizada sería lo correcto desde la línea de partida, así evitaríamos desventajas. La adaptación de nuestra metodología junto con el apoyo de compañeros basado en una buena agrupación, es la pieza clave para lidiar y superar cada obstáculo encontrado en el camino.  El esfuerzo, la constancia y la continua colaboración darán sus frutos progresivamente hasta llegar a la meta, y es justo ahí donde culminará la labor docente mediante la evaluación individualizada de cada alumno. De esta forma, nos daremos cuenta de que, el tan famoso Efecto Pigmalión a veces nos puede conducir al error, haciéndonos crear expectativas erróneas, que claramente irán en detrimento y en la desventaja de ciertos alumnos.

Los lazos que unen la unidad docente-alumno son esenciales para un cómodo, agradable y fructuoso aprendizaje, de la misma manera que un correcto e igualitario trato debe de tener una sólida base en la reciprocidad. Universalmente el cuerpo humano esconde su realidad, y son en parte los docentes los encargados de encontrarla en sus alumnos, no juzgado por la apariencia; de igual forma pocos son los docentes que ven realmente cómo son sus estudiantes, dejándose guiar por el aspecto, así pues, debemos ser realistas y asumir que la mayoría de veces… las apariencias engañan.

Mª Carmen

 

El efecto Pigmalión gira en torno a las expectativas que los profesores se hacen de sus alumnos con tan solo mirarlos una vez. Aunque, dicho efecto se da, cada día más, en ambos sentidos. Los profesores cuestionan y son cuestionados por sus alumnos. Esta situación, aunque cotidiana, no debería ocurrir en las aulas. Los profesores deberían de llegar el primer y, sin prejuicios, empezar un curso escolar como los demás. ¡Fuera las expectativas! Solo el tiempo desmantelará la verdad. Si con el paso del tiempo, un alumno resulta ser más revoltoso, hay que tomar medidas y no marginarlo como ocurre a diario.

Sofia

 

Desde una visión profesional, ya como futuro docente, pienso que hay que seguir varias pautas donde el alumnado se sienta feliz y cómodo, con las cuales podemos alcanzar altos objetivos con los estudiantes, tanto de carácter académico como personal. Entre ellas, he pensado que podemos incluir: recordar a los estudiantes y llamarlos por su nombre, hacer frecuente contacto visual con ellos, poner atención a sus comentarios y respuestas, estimular la participación en clase, dar el tiempo necesario para que contesten a las preguntas, además de no interrumpir su intervención…e intentar dejar a un lado las expectativas que todo docente tiene de sus alumnos.

                                                                                                                   Silvia

 

El efecto Pigmalión se da cuando se cumplen las expectativas que los profesores, en un primer momento, tienen de sus alumnos, algo parecido al “creer para ver”. Generalmente, cuando los profesores ven a sus alumnos por primera vez, ya pueden hacerse una idea de cómo son, identificar al "empollón", al alumno inquieto o el que no presta atención. Pero lo que los docentes no saben es que, esas expectativas que crean, pueden tener efectos negativos y positivos en los propios alumnnos, ya que la motivación de dichos estudiantes, la confianza en sí mismos y la capacidad de aprendizaje influye en gran parte por esas “ideas” que crean los docentes. Por ello, creo que los profesores deberían aplicar siempre este efecto de forma positiva e igualitaria para todos los alumnos, mediante la motivación y el esfuerzo. Y, sin ningún tipo de duda, las respuestas de los estudiantes a largo plazo mejorarán notablemente con este planteamiento.

Beatriz

 

Cuando conocemos a una persona, construimos inmediatamente una opinión acerca de ella. En las aulas, este caso no es una excepción y los profesores tienden a hacerse una idea general de sus estudiantes. Sin embargo, este hecho aparentemente inocente y natural puede influir de manera muy negativa en los estudiantes pues éstos pueden sentir esta falta de expectativas por parte de su profesor y conllevaría a un menor rendimiento acádemico. Hay que creer siempre en los estudiantes para así hacerlos creer a ellos también y darles la confianza que necesitan. El profesor debe interesarse por sus alumnos y ver más allá de las apariencias. Para ello, hace falta conocerlos y darles un voto de confianza desde el primer momento. 

 Clara